miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pesca eléctrica

Recientemente he estado realizando una pesca eléctrica en un río Asturiano, el resultado final fue un poco descorazonador, dado que la cantidad de peces recogidos no fue demasiado grande, si bien hay que tener en cuenta que era un tramo urbano.
Claro, en un tramo urbano con cierto nivel de contaminación y un altísimo nivel de desnaturalización del cauce alguien podrá decir que tampoco se puede esperar mucho, y quizás tenga razón, pero hace 3 años ese mismo río tenía algo más del doble de peces y tras unas obras de mejora, parece que la situación es ahora algo peor, aunque quizás se deba también a las lluvias torrenciales del pasado verano que no dejaron nada en su sitio dentro de los cauces.
Al oír Pesca eléctrica, más de una y uno pensará ¿Pero eso es legal? ¿No estaba prohibida la pesca eléctrica? ¿Qué hace este realizando pesca eléctrica?
Desde luego la pesca eléctrica es una técnica prohibida, es completamente ilegal, salvo en algunos supuestos. Sólo está permitida con fines científicos y de conservación de las poblaciones trucheras.
De un tiempo a esta parte algunas Comunidades Autónomas exigen sacar los peces del río mediante pesca eléctrica antes de que las máquinas excavadoras y los camiones entren en el cauce del río cuando hay obras en este o cuando una obra tiene que atravesar el mismo. De esta manera se protege la población de peces que hay en él y una vez terminadas las obras las poblaciones se recuperan rápido.
Realizando estas pescas en zonas urbanas son muchos los curiosos que se acercan a realizarnos mil preguntas:
¿Cómo salen los peces?
¿Cómo cogemos los peces?
¿Dónde los soltamos?
¿No mueren los peces?
¿Se sacan todos los peces?
Y muchas otras.
Los peces salen porque llevamos un equipo a la espalda con el que vamos soltando por el río descargas eléctricas con un voltaje que varía dependiendo de las condiciones del río, así como varían también la duración de las descargas y el número de pulsos por segundo (no es una corriente continua). Con la electricidad pierden el control muscular, las anguilas ruedan corriente abajo y las truchas salen a la superficie y se ven atraídas por la corriente eléctrica.
Se cogen con unas redes de mano y se depositan en cubos con agua fuera del río, ya que rara vez muere algún pez, en mi caso menos del 1%.
Después en contenedores de unos 300 litros los transportamos a otros puntos del río aguas arriba, o aguas abajo pero separados una buena distancia del punto de pesca o bien a un río cercano de la misma cuenca. Si se pescan muchos es mejor dejarlos en sitios diferentes de manera que se asegure que hay alimento para todos.
Con esta técnica no salen todos los peces ya que algunos pueden estar en huecos con mala salida y afectarles la corriente allí dentro pero no salir al exterior con lo que no nos enteramos de su presencia y no podemos pescarlos.
Aquí se puede ver también un vídeo de pesca eléctrica para todo aquel/la que lo deseee.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Era de la información o edad de piedra?¿


¿Era de la información o edad de piedra?
El pasado domingo tras bajar por la mañana Sella con los amigos, nos dirigimos a los Lagos de Covadonga.

En un momento en el que la información fluye a una velocidad tal que no somos capaces, ya no sólo a asimilarla, sino ni siquiera a leerla. Apenas hemos aprendido a manejar el iPhone 4 y ya hablan del iPhone 5. Contratamos una conexión a 6 megas y al día siguiente sale la de 20. El televisor de plasma del año anterior se ha quedado pequeño y tengo que tener uno nuevo, el 2.0 está en todos lados, y he de reconocer que me gusta la tecnología y el cambio y la mejora, pero....

Como decía tras bajar el Sella en canoa con los amigos subimos a los Lagos de Covadonga y allí conseguí sorprenderles al llevarles a conocer a Amalia, una mujer con la que conversamos durante más de media hora, dentro de su cabaña. En estos tiempos como decía Amalia sigue a sus 79 años, cuidando el ganado y haciendo Queso de Gamoneu, entre aquellas montañas, en una cabaña que a duras penas superará los 6 metros cuadrados y en la que el humo de su hoguerita lo impregna todo. Allí no hay luz, ni agua corriente dentro de la cabaña (se las apaña con un grifo en el exterior), el teléfono no tiene cobertura, televisión y radio son impensables, Internet ¿qué es eso?

Pero aún así Amalia sigue allí, al pie del cañón, haciendo su queso, viviendo en aquella cabaña de piedra, pequeña, repleta y acogedora, con una lumbre en el suelo, una limpieza exquisita y una tranquilidad extrema, que sin duda debe de ser el elixir de la juventud con que esa generación se mantiene en forma cerca ya de sus 80 años.

Esa edad no le impide ir a por cargas de leña allí donde ha caído un árbol, ordeñar el ganado, preparar el queso y tener una sonrisa cada vez que vamos.

Hará 5 años ya que paso por su cabaña varias veces al verano con nuestros clientes, y ellos no dejan de sorprenderse, con un modo de vida que ya casi nadie quiere, pero que a todo el mundo le enamora.

Seguiremos subiendo mientras Amalia nos deje.

sábado, 31 de julio de 2010

Ríos de vida

Cada vez nos encontramos más lejos de la naturaleza, las ciudades apenas si conservan retazos de ella, en parques y jardines que en la mayoría de los casos no representan para nada la flora autóctona sino más bien se trata de colecciones de especies exóticas que sirven como adorno y a ser posible que no manchen el suelo de las ciudades ni lo llenen de hojas para así limpiarlo mejor.

Ante esta perspectiva los ríos, más alejados en parte de las ciudades se han ido convirtiendo a lo largo de los años en los grandes olvidados de nuestro entorno.




Con el paso de los tiempos la necesidad de agua nos hizo acercarnos a los ríos, vivir cerca de ellos para aprovechar su agua, su pesca, la riqueza de las zonas inundadas por ellos, sus bosques de ribera. Poco a poco el aprovechamiento fue convirtiéndose en invasión, las ciudades y los pueblos se fueron construyendo cerca de los ríos, en el entorno inmediato de sus cauces, sobre ellos. En las grandes ciudades algunos ríos fueron sepultados bajo el hormigón, haciéndolos desaparecer. El error nos ha llevado a considerarlos seres inertes a los que podíamos en el mejor de los casos, sólo encajonar entre piedras y hormigón sepultando incluso su cauce, robándoles su espacio de libertad.

La falta de este espacio hace que los ríos, normalmente tranquilos, cuando se desatan lleven por delante todo aquello que encuentran. Las casas que les hemos construído encima, el hormigón que les hemos puesto en las orillas, las carreteras con las que los hemos cruzado,...

Pero no sólo los hemos dañado así, los hemos utilizado de vertedero, y aún se sigue haciendo en muchos lugares, los hemos maltratado con lejías para pescar, los sobreexplotamos pescando por encima de los cupos establecidos y por debajo de las tallas obligatorias, culpando después a cormoranes y otras aves de la falta de pesca.

Los ríos son caudales de vida. En su interior conviven gran cantidad de especies que dependen de la calidad de las aguas, de la cantidad de ellas, de la cubierta vegetal, de la temperatura del agua y la cantidad de oxígeno que hay disuelta en dentro.

La destrucción de la cubierta vegetal eleva la temperatura del agua, disminuyendo la cantidad de oxígeno y el caudal de agua, lo que hace que muchos animales mueran. La contaminación de los ríos disminuye la calidad de las aguas y con ello el número de especies, fundamentalmente larvas de insectos que viven en su interior y que son el alimento básico de truchas, reos y salmones.

Con la introducción de especies exóticas hemos conseguido hacer casi desaparecer especies como el Cangrejo autóctono de río, Austrapotamobius pallipes, perteneciente a un grupo de animales que ya vivían en el cretácico inferior hace algo más de 110 millones de años.

¿Porqué llevando apenas 2 millones de años sobre la Tierra, nos creemos con más derecho que especies con semejante historia?

Recientemente algunas administraciones comienzan a mostrar algún interés por la recuperación de estos importantísimos caudales de vida. Pero aún los esfuerzos son pequeños, puntuales y sobre todo no uniformes en el territorio nacional.

De ellos es el agua que bebemos, las truchas que comemos, los palillos que utilizamos, pero mientras primen en España los campos de golf que se riegan a mediodía, los cultivos de regadío por inundación en tierras de secano, la cultura de los ríos vertedero a los que tirar una batería de coche o en los que desembocar los desagües de nuestras casas o en los que construir, negro futuro le espera a estos cauces de vida.

Démosles a los ríos su espacio de libertad.

viernes, 30 de julio de 2010

Excursión por la Vega de Orandi


Pasaban dos minutos de las 5 de la tarde cuando nos poníamos en marcha. Tras haber pasado el control del acceso a los Lagos de Covadonga y haber dejado los coches "tirados" como pudimos al pie de la carretera, comenzamos la subida bajo la cubierta vegetal.

Los momentos en los que el dosel vegetal nos cubría eran espléndidos, cuando se quitaba, el astro rey machacaba ligeramente nuestras cabezas pero un magnífico paisaje se abría a nuestra derecha permitiéndonos ver los grandiosos parajes en los que Pelayo y unos cuantos de los suyos, se enfrentaron, dicen por ahí a los moros, comenzando la reconquista de la Península.

Tras dejar atrás cabañas, pastos, alguna charca y más fotografías idílicas, llegamos a la preciosa Vega de Orandi. Cruzamos el río, paseamos por la fértil majada, observamos la vida del interior del río, le despedimos cuando éste se fue cueva adentro, camino de salir bajo los pies de la Virgen de Cuadonga, y nos adentramos en el bosque, para encontrarle más abajo nuevamente, a los pies de la santina.

jueves, 29 de julio de 2010

Un paseo por el Paraíso


Asturias, Paraíso Natural, es uno de los lemas más recordados de nuestra región. Y la verdad que paseo tras paseo, ruta tras ruta, constatamos que es así. Vivimos en un país mágico, lleno de contrastes, de luces y sombras, en el que la naturaleza es el protagonista principal, vayamos a donde vayamos.

Dentro de este país Asturias es un lugar privilegiado, tanto en lo climático, ni demasiado calor en verano, ni demasiado frío en invierno, como en lo natural. De 0 a 2648 m en tan sólo 50 km. Esto nos convierte en un país de brumas, de nieblas constantes de humedad, de montañas, de paraíso para los escaladores, para los montañeros, para los senderistas sin más y por supuesto para los biólogos y aficionados a la naturaleza, que pueden aquí encontrar desde la más insignificante hormiga, hasta el tan ansiado Oso pardo. La vegetación es cambiante a cada paso, con cada cambio de condiciones climáticas debidas a diferencias de orientación de ladera, con cada cambio del tipo de suelo, con el cambio de la altitud.

Esta vegetación es variada, es frondosa, inextricable a veces y en ocasiones excesiva, pero al fin y al cabo todo un lujo para la vista y los objetivos de las cámaras que ansían robar la intimidad de nuestros bosques.

Asturias es sin duda un Paraíso Natural, un lugar que debe ser recorrido a pie, con calma, escuchando, viendo, oliendo, sintiendo. Ven a Asturias, ven a recorrerla, Calidad por Naturaleza.

viernes, 25 de abril de 2008